El antiguo Mercado de Abastos de Valencia, fue proyectado
por Javier Goerlich en estilo racionalista o funcionalista en 1936, si bien no
comenzó su construcción hasta 1942, inaugurándose ésta en 1948. Ocupa una
manzana completa de casi 24.000 metros cuadrados en el ensanche de la Gran Vía
de Fernando el Católico, entre las calles Alberique y Buen Orden. Para su
definición se propuso dotarlo de una gran cantidad de servicios, contando
además de los puestos de venta con dependencias administrativas, peso público,
oficina de especies gravadas, servicio de inspección veterinaria, estanco, cafetería,
etc. Por entonces se consideró uno de los mejores mercados de Europa. El
proyecto establece un edificio simétrico de traza sencilla que combina su
adscripción racionalista, con una decoración historicista local. El edificio se
forma con un núcleo central, en sentido perpendicular a la parcela, al que se
adhieren, a norte y a sur, dos naves laterales que contendrán el mercado
propiamente dicho. Toda la construcción se resuelve con estructura de hormigón
armado y cerramientos, donde los hay, combinando enfoscado y piedra caliza en
determinados lugares. Donde se hace más patente la interpretación localista de
la ornamentación es en el cuerpo central y los diferentes materiales que lo
integran, recurriendo a elementos de la cultura decorativa barroca, utilizando
tejas vidriadas en verde oscuro para las cubiertas de los cuerpos centrales.
Remarca las esquinas de los torreones con el dentado de la piedra caliza, las
cornisas, así como los pórticos principales de acceso, que cuentan con un gran
cerco de piedra con clave gigante y un dintel generoso. Todo el edificio posee
un zócalo también de la misma piedra, incluso los soportes que quedan exentos,
así como las pilastras de la gran verja exterior. Todo ello confiere una gran
unidad al conjunto. Una reciente restauración del edificio ha puesto en valor
el juego de volúmenes de las fachadas y los materiales que en ellas intervienen,
tras la degradación que supuso su abandono en los años ochenta. Es en esos años
cuando se decide trasladar el abastecimiento de mercancías a unas nuevas
instalaciones junto al nuevo cauce del Turia, dada la creciente afluencia del
transporte pesado que se daban cita en la zona. De esta forma se libera a los
ciudadanos del movimiento de mercancías y los atascos que se producían, a la
vez de recuperar para la ciudad un importante edificio con posibilidades
dotacionales. Una vez abandonado, en el edificio se ubica la sede de una de las
juntas municipales en que se dividiría el nuevo poder local, quedando en su
mayor parte vacío, destinado a albergar acontecimientos eventuales. A finales
de los ochenta se decide su utilización para equipamiento públicos del barrio.
Se opta así, dada la geometría del edificio, por una rehabilitación que
albergue en su ala norte dotaciones de enseñanza y en su ala sur equipamientos
deportivos. Con esos criterios, se rehabilita a principios de los 90 el ala
norte albergando dos institutos, el estudio que redactó el proyecto de
rehabilitación de este complejo fue VTIM Arquitectes, siendo Tito Llopis uno de
sus arquitectos. Por su parte, el ala sur, se ha destinado a polideportivo
municipal, contando con piscinas públicas y otras modernas instalaciones
deportivas, corriendo la dirección de obra de este ala a cargo del arquitecto
Carlos Bento.
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